Comentario: Manuel Larrondo - @larrondomanuel
La mayoría de los usuarios perciben la web como un medio de difusión, en el sentido de los medios tradicionales, sin ser conscientes de cómo la información es filtrada y procesada por el medio.
Los algoritmos son no sólo imperceptibles
en su acción sino que estando en manos de agencias
comerciales y protegidos por las leyes de propiedad intelectual, también se han vuelto inescrutables. Esto se debe a la interrelación entre sistemas de
software complejos y su constante actualización.
Por
otro lado, no sólo se aplican al análisis de datos personales, sino que, en un
segundo momento, participan en el proceso de decisión. Esto nos plantea si es
lícito aceptar las decisiones tomadas automáticamente por algoritmos de los que
no sabemos cómo funcionan y que no pueden ser objeto de discusión pública.
¿Cómo
podemos discutir la neutralidad de los procesos que son independientes de los
datos a los que se aplican? Los algoritmos, al analizar los datos registrados
de nuestras acciones anteriores, tienen una fuerte dependencia del pasado, lo
que podría conducir al mantenimiento de estructuras y una movilidad social
deficiente, dificultando la conexión fuera de grupos definidos de intereses y
contactos.
Esteban Magnani en la
charla – debate organizada en el CALP dio pie a analizar y debatir los aspectos prácticos de la
tecnología y al mismo tiempo relacionarlos con los aspectos legales de derecho
interno y supranacional en tanto se encuentran en juego los derechos humanos a
la libre expresión y a la intimidad
en contraposición a los términos y condiciones impuestos por las aplicaciones y
redes sociales.
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